El litoral guadalupano es bendecido por una sucesión de playas y balnearios donde el cálido sol norteño va al encuentro del mar en cada atardecer, y en esa espera discurren los más largos y apacibles días que la vida nos puede brindar.
Balneario La Barranca: Entre el mar y los empinados barrancos se extiende un conjunto de casas amplias y frescas, organizadas en varias manzanas. Es un bello y apacible refugio donde la vida, entre los veraneantes, transcurre con familiaridad y la espera paciente de hacer una buena pesca para agradar la mesa. La Barranca disa 17 Km. de la ciudad de Guadalupe, y se llega a través de una serpenteante vía afirmada. Tiene condiciones para practicar bicicleta montañera y ala delta.
Balneario Santa Tomasa (La Bocana guadalupana): Al la margen izquierda de la desembocadura del río Chamán se luce una amplia franja de arena bañada por un mar generoso, esa playa era antiguamente llamada Santa Tomasa pero por la proximidad con la playa llamada la bocana del chaman hizo que con el pasar de los años se perdiese el nombre de Santa Tomasa y adoptase el nombre de La Bocana. Frente al océano, sobre una ladera, se agrupan los ranchos y viviendas desde donde se domina el horizonte marino. En verano, cuando el lugar es visitado por los bañistas, se realizan competencias de motocross, que concentran a audaces competidores del norte peruano, también competencias deportivas.
Playa Chica y Playa Grande: extensas e impresionantes ambas playas solitarias y alejadas del bullicio son preferidas para los aficionados a la pesca.
Otras playas dignas de visitar son: El Rinconazo y La Piola que completan la oferta playera de Guadalupe.
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